Lo que muchas veces era sutil y paulatino, últimamente ha sido muy evidente y vemos como la introducción de ideologías políticas y de género en las escuelas y universidades ha cruzado límites éticos y morales impensados, a tal punto que parece una metástasis infectando todo lo que puede alrededor, y muchas veces como adultos no sabemos cómo afrontarlo. Lo grave es que pocos lo vemos como una amenaza.

Si bien es un fenómeno mundial, en esta ocasión quiero enfocarme en la situación de Argentina. Una clara evidencia de esto lo podemos ver en la introducción de polémicos contenidos sexualizados en programas escolares, a través de la Educación Sexual Integral (ESI). 

Quiero enfocarme en la ESI. Si bien, estoy de acuerdo en que es necesario abordar estos temas en los colegios, y brindarle a los estudiantes herramientas para cuidar su cuerpo, y que sepan identificar situaciones de violencia y acoso, en muchos casos, los contenidos impuestos por gobiernos de turno, resultan inapropiados y rozan lo perverso.

Un claro ejemplo de esto, es el uso del libro Cometierra, de la autora Dolores Reyes, en escuelas, que particularmente es impulsado y promovido por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires como material de estudio. 

Me quedo corto si digo solo que es polémico, claramente es vulgar, deplorable y pornográfico, tal es así que me da vergüenza y pudor copiar textualmente un fragmento de este libro, pero a los fines de que se entienda de lo que hablo voy a exponer un fragmento, y entiéndase que no son ni dos oraciones del libro:

“Chuparle la p… a Ezequiel era como un juego para mí. Pensaba en un helado mientras le pasaba la lengua y (…) Boca abajo, su mano tocó lo que …."  . 

Creo que es motivo de cancelación en cualquier espacio, y hasta penalmente denunciable, pero parece que en las aulas no, parece que darle este material a los niños es “didáctico”, y educativo, defendido a capa y espada por profesores, directivos y miembros del gobierno, un poco perverso, ¿no?

No es casualidad que esto se esté dando en las escuelas, en el tiempo en el cual los niños están formando su pensamiento, y moldeando su conducta, donde si no leen los reprueban y donde les imponen lo que el sistema quiere.

Pero ¿cómo llegamos a este punto?, ¿a este nivel de perversión?. No tengo una respuesta específica para responder eso, habría que hacer un repaso cronológico pero identifico que parte del problema es la indiferencia y la falta de atención por parte de las familias, y sobre todo y más peligroso, nuestro silencio. Porque si vemos que estas ideologías están penetrando en nuestra sociedad y no las exponemos a la luz de la verdad, somos igual de responsables que aquellos que las impulsan y las promueven. 

Es tiempo de tomar nuestro lugar y hacernos responsables, teniendo una voz que se contraponga al sistema. Para esto, más allá de publicarlo en tus redes, hacer marchas o pegar carteles, es necesario ser conscientes y estar alertas constantemente, aprovechar nuestros lugares de influencia y procurar un cambio de paradigma. Si tenes hijos revisa todo lo que les enseñan, lo que ven, lo que leen aunque sea “un librito que le dieron en la escuela”, instruilos en la verdad para que sepan identificar la mentira cuando se les quiera imponer, da tu opinión en tus grupos de trabajo, de WhatsApp o estudio.

Seamos incisivos en desbaratar las ideologías que contaminan la sociedad, responsables y coherentes con el mensaje que portamos, marchando constantemente y enarbolando la verdad, siendo luz en lugares oscuros y mostrar el mensaje de nuestro mas grande referente y maestro, Jesús.