¿No extrañás escuchar una guitarra eléctrica bien distorsionada, una batería acústica bien potente, o el sonido cálido de un piano de verdad? Si te pasa eso, no estás solo. Hoy en día, en un mundo musical dominado por sintetizadores y producción digital, la nostalgia por los instrumentos orgánicos está volviendo.

Allá por el 2017 hasta el 2020, vivimos una ola ochentosa, mas tarde el 2021 trajo de vuelta el pop rock tipo Blink 182 y Avril Lavigne. Artistas como WILLOW y, acá en Argentina, Paulo Londra con su álbum “Back to the Game” intentaron subirse a esa movida. Pero la verdad, fue una moda pasajera que nos dejó con ganas de más.

Ahora, estamos en plena era “sintetizada”. Los sintetizadores, instrumentos virtuales y el autotune son los reyes. Y sí, nos encanta, pero también es cierto que cada vez es más difícil encontrar una batería tocada por un humano o una guitarra bien tocada por alguien real. Nos hemos sumergido en una era de suplantación, donde la tecnología ha reemplazado en muchos casos a los músicos de carne y hueso.

Desde el lado de la producción, lo que se ha logrado con la inteligencia artificial y los avances tecnológicos es increíble. Los costos y los tiempos se han reducido, y ahora se puede hacer un álbum de calidad con menos recursos. Pero, tarde o temprano, los discos empezaron a perder esa esencia, ese toque orgánico y cálido.

Este año, sin embargo, surgieron producciones que apostaron por una estética más orgánica, con personas reales tocando instrumentos reales, y eso se nota en el resultado final.

Pensá en mezclar a Queen, ABBA y Daft Punk y traerlos al 2024. Eso es lo que hace Benjamin Ingrosso con sus singles “Kite”, “Better Days” y “Look Who’s Laughing Now”. Es un ejemplo de cómo lo orgánico puede funcionar hoy y ser mainstream.

Brittany Howard lanzó este año su álbum “What Now”, una joyita de Soul y R&B bien orgánico. Si estás buscando un sonido con alma, este disco es para vos. Y Billie Eilish también coquetea con lo orgánico en su último álbum “Hit Me Harder and Soft”, alejándose un poco del sonido susurrado de sus discos anteriores.

Incluso en las listas virales, encontramos canciones con un toque orgánico. Temas como “Beautiful Things” de Benson Boone, “I Had Some Help” de Post Malone, “Too Sweet” de Hozier y “End of Beginning” de Djo están sonando fuerte este año.

Entonces, ¿los sintetizadores mataron a los músicos de sesión? No lo creo. Más bien, estamos llegando a un equilibrio donde la producción se enriquece con ambos mundos. Después de todo, la música refleja el espíritu humano y sus vivencias, el momento histórico que se atraviesa y el avance tecnológico.

Sin despreciar lo nuevo, es bueno volver a abrazar lo primero. Recuperar las experiencias mas humanas y naturales posibles. En esto caso en la música, con esos artistas y canciones que dejan sentir ese lado acústico y natural. El golpe de un buen bombo o el slide sobre una guitarra eléctrica.

Para vos que querés renovar tu playlist con esta esencia orgánica, te dejamos las canciones con links para que las sumes a tus playlists.