Es súper divertida, y muchos destacan la labor de la actriz Griselda Siciliani, quien interpreta a Vicky, una mujer de casi 40 años que está desesperada por encontrar una pareja estable.

Vicky siente que está quedándose atrás en comparación con sus amigas, quienes ya están casadas o tienen hijos, y sufre una profunda ansiedad por no haber alcanzado los "hitos" de la vida que la sociedad espera de ella. Sin embargo, también hay quienes encuentran la trama anticuada, ya que la temática de una mujer que necesita un hombre para ser feliz parece superada en 2024.

Tres reflexiones que me dejó:

1. ¿Qué valoramos?

En la serie, queda claro que los aspectos de apariencia física, estatus y poder adquisitivo juegan un papel importante a la hora de elegir pareja, al menos para la protagonista. No se trata tanto de lo que ella realmente necesita o desea, sino de lo que los demás perciben. Es como si lo más importante fuera presentar una pareja como un trofeo, un símbolo de haber llegado a donde "se debe llegar".

La realidad es que todos valoramos distintas cosas en nuestras relaciones, no solo de pareja, sino también con amigos. Tal vez el reto sea llevar esas valoraciones a un plano consciente y revisarlas. ¿Están alineadas con nuestros verdaderos deseos o más con las expectativas de la sociedad, los medios o nuestra familia? Preguntarnos: Y esto, ¿quién lo dice?, es un ejercicio útil para identificar lo que es realmente importante según nuestros propios valores. A veces, incluso, nos escudamos detrás de listas de pretensiones superficiales como una forma de evitar conectar emocionalmente con una persona real.

2. Cambio de mandato

Una crítica recurrente hacia la serie proviene del feminismo, que señala que ya no necesitamos -ni deberíamos desear- una relación amorosa estable como camino hacia la realización. Aunque es un argumento válido, tampoco podemos ignorar que aún persiste el mandato social del "cásate y sé feliz". Aun así, muchas mujeres siguen deseando relaciones íntimas y estables, y la serie refleja ese anhelo de forma honesta.

No sabemos hacia dónde irá la segunda temporada: ¿Vicky se empoderará y dejará de necesitar a un hombre, o simplemente revisará sus parámetros para encontrar el verdadero amor? La serie también explora el mito de "cásate y sé feliz" a través de sus personajes secundarios. Me pregunto si veremos una relación que realmente funcione, donde el amor sea lo suficientemente fuerte para enfrentar los desafíos de la vida.

Parece que si antes el mandato era "encuentra pareja para ser feliz", ahora el mensaje es el contrario: "sola y autosuficiente para ser feliz". Ambas ideas son igualmente limitantes.

3. El temita de la envidia

Tal vez la envidia esté exagerada en la serie por el impacto cómico, pero no es tan irreal que Vicky sufra viendo cómo sus amigas logran lo que ella desea, siente que merece, y por lo que cree haberse esforzado. Esto la lleva a conductas delirantes y autodestructivas. Sin llegar a esos extremos, la envidia siempre genera sufrimiento.

Jesús decía: "lloren con los que lloran, rían con los que ríen", lo cual puede ser la definición de una amistad saludable. Sin embargo, a veces es más fácil acompañar en el dolor que soportar la felicidad ajena cuando no la compartimos. Alegrarse genuinamente por los logros de los demás es de otro level.

Un aspecto que me gustó es cómo la serie muestra que las heridas de la infancia necesitan ser sanadas, y cómo estas pueden influir en nuestras relaciones actuales.

Será interesante ver hacia dónde los autores llevan a Vicky en la próxima temporada.