Muchos han sido quienes pensaron y reflexionaron acerca de este padecimiento en el alma humana, pero fue Séneca, el pensador romano, quien pudo definir de manera precisa la angustia del ansioso: “Lo que aconsejo es que no seas infeliz antes de la crisis ; ya que puede ser que los peligros ante los que palideces […] nunca te alcanzarán; ciertamente aún no han llegado”.

En los tiempos en los que vivimos (y corremos) estamos siempre muy próximos al estrés y la ansiedad, por lo que debemos cuidar mucho nuestra mente y nuestro corazón. Debes ser cuidadoso de vos mismo, de tu mente, sin necesidad de decir que SI a todo (por más que sea algo bueno). Enfocate en lo que Dios ha puesto en tu corazón y no te desvíes de allí. 

Hay algunos tips que quiero compartirte para cuando estes bajo niveles altos de estrés y/o ansiedad:

Creo que más allá de los pensamientos que uno pueda tener acerca del tema, es necesario ser práctico: ¿Que podemos hacer para bajar el estrés y la ansiedad? Te dejo unos tips que, por experiencia propia, son eficaces.

- Realizá actividad física todos los dias, es muy necesaria para tu actividad cerebral.

- Algo que he hecho fue ponerme un limitador de tiempo en el celular. Hoy por hoy, uso redes sociales 35 minutos por día. Una vez que alcancé ese tiempo, se bloquean automáticamente hasta el próximo día.

- Meditá en la palabra, orá, cantá, salí al aire libre a contemplar la creación de Dios, de día y de noche (Salmo 19:1)

- Anotá tus pendientes para “descargar” el cerebro de todo lo que tenés que realizar.

- Sé agradecido en toda situación, porque es la voluntad de Dios para tu vida. Él está obrando.

- Pensá bien acerca de tus situaciones, es un ejercicio que hay que desarrollar el pensar bien. Por lo que te costará trabajo (Filipenses 4:8).

La ansiedad es el mal de todos los tiempos. Hace 3000 años, Salomón escribió en los Proverbios: “La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime”. Y ese corazón deprimido es producto del anhelo de lo que aún no es tiempo de recibir. El mismo Salomón, en Eclesiastés, dijo: “Hay un tiempo SEÑALADO para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo”.

La ecuación es simple, lo que Dios debe darnos, nos lo dará. Pero debemos tener en cuenta tres palabras a la hora de esperar: paz, paciencia, fe.
Paz, para no sufrir, porque el corazón se duele y la ansiedad puede llevarnos a elegir o decidir apresuradamente; paciencia, porque ella produce carácter probado y el carácter probado, esperanza… y la esperanza no desilusiona; fe, porque Jesús dijo: “No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa?” Dios sabe tu necesidad: nadie nunca sabe qué medios utilizará para suplir lo necesario, pero lo hará.

En fin, Pedro afirmó que no debíamos ser ansiosos, porque Dios tiene cuidado de nosotros. Por eso, la solución a la cuestión de la ansiedad consta solo de tres palabras: paz, paciencia y fe.