Cuando hacemos el intento de acercarnos a la Biblia, a menudo nos enfrentamos a prejuicios que nos desmotivan, dejándonos ignorantes de la experiencia transformadora que puede ser leer la Palabra de Dios. Uno de estos prejuicios es que solo encontraré en ella instrucciones de comportamiento, prácticamente un manual extenso sobre conducta y buenos consejos para evaluar mi estilo de vida, un libro de recetas morales. Y si bien es cierto que las hay, son mínimas en comparación con todo lo demás reflejado. Aquí es donde el descubrimiento del obispo Robert Lowth (s. XVIII) es tan importante; él señaló que la mayor parte del Antiguo Testamento fue escrito en forma poética como recurso literario. Ahora sabemos que no solo el Antiguo Testamento, sino también un treinta por ciento de la Biblia completa, utilizó este recurso.

Si tratáramos de definir en su totalidad lo que significa poesía, sería un tanto infructuoso y soberbio, como el intento de recordar el sueño que tuvimos la noche anterior y justo cuando toma forma; se desvanece. Pero podemos esforzarnos por recordar el sueño. En palabras de Borges, la poesía no nos da la sensación de algo nuevo, sino que nos hace recordar lo olvidado. Nos acompaña a un nivel de experiencia más grande y profundo. No agrega un conocimiento nuevo, sino que profundiza en lo que ya tenemos a través de nuevas imágenes y metáforas. Es la forma en que nuestra mente amplía la experiencia mediante ejemplos frescos de lo mismo expresado de manera diferente para ahondar en el sentimiento.

“También hablé a través de los profetas, multipliqué las visiones y utilicé las semejanzas”
(Oseas 12:10).

Ejemplo:

Jehová, escucha mi oración
y llegue a ti mi clamor.
No escondas de mí tu rostro
en el día de mi angustia. (Sal 102.1–2)

El poeta hebreo, a diferencia del occidental que escribe según métricas y rimas, emplea su propio recurso, donde es el pensamiento el que marca la pauta en el primer y segundo verso. "Jehová escucha mi oración" (primer verso) y luego repite con otras palabras, pero con la misma intención, "y llegue a ti mi clamor" (segundo verso). Su ruego es que la oración sea escuchada y ahora expresa, sin temor, que cuando está angustiado, parece que Dios no está presente y pide que, por favor, no se esconda.

Hay un diálogo de la película "La sociedad de los poetas muertos" (Robin Williams, 1989) que resalta la importancia de la poesía y la literatura como expresiones fundamentales de la humanidad. El profesor reúne a sus alumnos y les dice: "No leemos literatura ni escribimos poesía porque nos parece tierno, escribimos y hacemos poesía porque somos miembros de la humanidad y la humanidad rebosa pasión". Luego continúa explicando que disciplinas como la medicina, el derecho, la administración y la ingeniería son nobles y necesarias para mantener la vida, pero la poesía, la belleza y el amor son las razones por las que vivimos. Este mensaje resuena también en la Biblia, que no está diseñada solo para instruir de manera directa, sino que utiliza recursos poéticos para acompañar y ayudar a comprender la experiencia vital que es la relación entre Dios y el hombre.

Si solo tuviéramos una narrativa de hechos lineales, coherentes y racionales, el misterio de Dios sería aún más oculto y trivial. Realmente, aquellos que han estudiado teología podrían jactarse de conocer a Dios, pero Dios no puede ser conocido simplemente como algo más, una materia o un hecho histórico. Él es alguien, una persona que, al igual que cualquier otra, para ser conocida, necesitamos experiencias compartidas. En el libro "Ortodoxia", Chesterton dice: "El hecho general es claro. La poesía es cuerda, porque flota sin esfuerzo en un mar infinito; la razón pretende cruzar el mar infinito y hacerlo así finito. Aceptarlo todo es un ejercicio; entenderlo todo es un esfuerzo. El poeta solo pretende meter su cabeza en el cielo. El lógico es el que pretende meter el cielo en su cabeza. Y es su cabeza la que revienta". La poesía te lleva de la mano y asoma tu cabeza en el cielo para que disfrutes de las maravillas de quien habita en él. La lógica pretende entenderlo todo en una cabeza finita, lo que termina por hacerla reventar.

Dios, al ser un misterio, utilizó las palabras para ser descrito, y aún más en el Nuevo Testamento, fue la misma Palabra la que se encarnó para revelarse. Utilizó el recurso poético para profundizar y explicar esta relación eterna entre su pueblo y Él. Como lo expresó otro poeta, la poesía hace más real la realidad.