‘’-A este leopardo de las nieves le llaman ‘’gato fantasma’’... nunca permite ser visto - dijo suavemente Sean, mientras observaba a través de su cámara, en medio de una cumbre en Los Himalayas.
-¿Gato fantasma? - inquirió Walter.
-Las cosas hermosas no buscan llamar la atención - comentó Sean, contemplativo, sin despegar su rostro de la cámara.
El leopardo de las nieves aparecía a la distancia de repente. En vez de tomar la foto, Sean invita a Walter a asomarse para ver al gato fantasma. Sonríe, mientras Walter se aleja con asombro. Pasan algunos segundos en silencio, hasta que Walter pregunta:
-¿Cuándo la vas a tomar?
-A veces no lo hago. Si me gusta un momento, personalmente, no me gusta tener la distracción de la cámara. Solo quiero quedarme en él. - respondió suavemente Sean, observando fijamente al leopardo a la distancia.
-¿Quedarte en él? - preguntó Walter.
-Si, aquí mismo - respondió sonriente, mirando a Walter’’

Photo credit: Twentieth Century

Esta escena de la película ‘’La Vida Secreta de Walter Mitty’’ es una de mis favoritas, en especial la frase ‘’las cosas hermosas no buscan llamar la atención’’. Hoy pareciera que es todo lo contrario. Hay una obsesión por ser vistos, valorados, aprobados y con las redes sociales se hace mas evidente. Esta presión por tener que encajar que nos hace sacrificar calidad por cantidad. Intercambios, canjes, publicidad constante. Pareciera que todo el mundo quiere venderte algo. ¿Somos artistas o vendedores? Amamos crear, no necesariamente vender. Pero en un mundo donde se valora lo instantáneo, pareciera que tenemos que apresurarnos para poder hacer sustentable nuestro oficio.

Sin embargo, no tenemos por qué seguir la tendencia de este mundo.

A veces me gusta imaginar que hay un gran tejido en el cielo, en ese cielo invisible que comparten los astros... Un tejido cultural eterno, con pinturas, canciones, libros, todo tipo de artesanías y ciencias.

Hay hectáreas de luz, de colores infinitos, de resonancias saludables y de pulpas benevolentes más fuertes que la muerte, que atraviesan el tiempo y el espacio como remolinos vibrantes.

Y también están los bordes de tiniebla, donde la luz no llega, las delimitaciones oscuras como petróleo, con sus conexiones aceitosas ocultas a plena vista sobre la tierra.

El espíritu del hombre no necesita oxígeno, pero su esencia es aliento del Eterno y se nutre de ambientes. Donde sea que esté plantado, eso respira, eso consume. No es coincidencia que la “inspiración” sea la palabra que usamos para definir el recurso de nuestra creatividad. Lo que inspiro, eso me influye, y pasando por el filtro del corazón, es lo que finalmente exhalo.

Somos ramas en una vid, succionando de la médula misma de Dios, para traer frutos de luz a la tierra, con esas canciones, acciones, libros, ilustraciones, generosidad, pureza, fiereza, compasión, misericordia y belleza.

Dicho esto...
¿Ese libro? Escríbelo
¿Esa canción? Grábala
¿Ese diseño? Créalo
¿Ese negocio? Empréndelo
¿Esa relación? Sánala
¿Esa misión? Llévala a cabo
¿Ese mensaje? Predícalo

Y no porque deseemos ser vistos, sino porque queremos llenar el mundo de belleza. Y toda la tierra vibrará con la frecuencia del sonido de la luz.

Volviendo a la película, aunque Sean estuviese hablando del leopardo, mi interpretación es que en realidad se refiere a Walter. Un hombre fiel, anónimo y dedicado por años a su arte y oficio, que es revelar las fotografías y permitir que sean compartidas al mundo a través de la revista Life. Por eso (spoiler si no viste la película) la obra maestra de Sean es justamente una fotografía de Walter observando los negativos a revelar. Él es el leopardo de las nieves. El hombre ordinario, siendo extraordinario, fiel a su vocación de arte y belleza. Porque las cosas hermosas no buscan llamar la atención.