Los outfits que realmente destacan no siempre son los más coloridos o estampados; sorprendentemente, a menudo son los más básicos.

¿No les ha pasado que han ido a una fiesta o a un evento y se encontraron con alguien vestido de manera excesivamente extravagante, incluso cuando el código de vestimenta era “elegante”?

Esto se debe a que, en realidad, “menos es más”. Siempre que haya simplicidad, va a ser posible resaltar un elemento clave: ese pequeño detalle que marca la diferencia, como la “frutillita del postre”.

Tomemos un ejemplo clásico: el típico vestido negro liso, que puede parecer simple.

¡Chicas! Dejemos de lado la comodidad por unas horas y complementemos ese vestido con unos buenos tacos que lo eleven. Agreguen un color vivo y llamativo. Pero eso no es todo; también es importante considerar un peinado y un toque de maquillaje.

Noten que menciono "un toque" de maquillaje, no "mucho". Si te excedes, podes romper la regla de que “menos es más”, y no queremos caer en lo exagerado.

Esta misma regla también se aplica al maquillaje. Si decides resaltar mucho los ojos, es mejor optar por un labial más sutil, como un brillo o incluso prescindir de él. Por el contrario, si optas por un labial fuerte y llamativo, lo ideal es que los ojos se mantengan discretos, con solo un poco de máscara de pestañas y un un detalle ligero de sombra.

Así, al final, logramos un outfit de noche que es sencillo, elegante y, por qué no, un poco sexy, donde se aplica a la perfección mi regla favorita: “menos es más”.