La vida en ciudades
10 ago 2024
Escribo esto desde una cafetería japonesa en algún lugar de San Pablo. Brasil tiene la comunidad más grande de japoneses en el mundo. Dato. Me lo dijeron al menos cinco o seis personas, tenía que usarlo en algún momento.
Eso pasa en las ciudades. Confluyen muchas culturas, es inevitable, y a pesar de la mezcla de comunidades y costumbres, nace algo muy propio que vale la pena observar y analizar.
Este mes pude estar en cuatro ciudades: Santiago, Buenos Aires, Nueva York y San Pablo.
Viajar tanto no es algo que hago tan seguido (y tampoco me gustaría) pero me sirvió para entender un poco más como funciona la vida en ciudades.
Antes de continuar, admito que todos estos años he sido mas team ciudad, pero intentaré ser lo más objetivo que pueda para que pensemos y lleguemos a conclusiones juntos. La pregunta es:
Ciudad ¿si o no?
LO BUENO
Planes inagotables
Las ciudades tienen mucha variedad de actividades para entretenerse y disfrutar. Museos, cafeterías, restaurantes, arquitectura, diseño, actividades culturales y conciertos.
Lo mejor es que siempre están en movimiento. De un mes a otro las ofertas culturales se renuevan y pueden llegar hasta algunas de otros lugares del mundo.
Si uno es curioso, puede encontrar planes muy diversos desde escuchar vinilos en cafeterías, hasta visitas nocturnas en edificios icónicos o exhibiciones de arte o . Ni hablar de la oferta gastronómica que siempre se extiende y ofrece para todos los precios y gustos.
Me gustar decir que en termino de planes y entretenimiento las ciudades son inagotables.
Belleza y estética
Las ciudad tiene mucho para observar y apreciar. La arquitectura suele estar más desarrollada y en el mejor de los casos tiene una linealidad que puede encontrar en distintos espacios. También los lugares, no son solo funcionales, sino que buscan destacarse estéticamente para ser elegidos desde el placer visual.
En cuanto a la moda, es fácil notar que las personas suelen arriesgarse y entrar más dentro de tendencias. Se suele escapar a lo standard y el objetivo es distinguirse tanto como de propios como de otros.
Lo estético es fundamental en la vida de ciudad. Tanto de ella como de quienes la habitan. Esto no es necesariamente algo superficial, es algo que se precisa quizás por el deseo y la constante inspiración materializada por el conjunto de muchos creativos.
Intercambio cultural
Generalmente aunque predominan los locales, están compuestas de personas de distintos países.
Como mencionaba al principio, las ciudades se nutren de la diversidad cultural. Eso las enriquece, muchas reinterpretan lo que llega de otros lugares del mundo y así florecen más autenticas.
Puede pasar con la arquitectura francesa en Buenos Aires, la moda que puede categorizarse directamente con nombres de ciudades o con los barrios chinos presentes en la mayoría de las ciudades cosmopolitas.
Incluso cada ciudad suele alzarse con su identidad en términos de moda y luego se vuelven referencias a otros puntos del mundo. Tokyo, New York, Copenhagen, Berlín son algunos ejemplos de como ciudades son más que un lugar geográfico.
Una ciudad te conecta con otras culturas, te abre la mente a lo diferente. Te permite viajar a otras culturas desde un mismo lugar. Las ciudades son ventanas al mundo.
LO NO TAN BUENO
Ritmo de vida
Todo va rápido, caótico y parece nunca detenerse. A veces ni siquiera la noche baja el ritmo y ruido constante. Estoy puede aturdir, no solo en términos acústicos sino también en nuestra mente y alma. Por eso puede ser más difícil encontrar la quietud en este contexto, el bombardeo es constante y caer en la prisa es
La prisa no es buena para la vida espiritual. Por eso sin raíces profundas y una espiritualidad sana en una ciudad uno puede terminar absorbido quizás más fácil por los placeres pasajeros de esta vida.
Consumismo
Todas las ciudades están configuradas para el consumo. Para salir a comer, vestir a la moda y estar siempre al tanto de las tendencias. Parece que la presunción es parte del contrato de ser ciudadano.
Vivir una vida sencilla es más difícil de alcanzar. El dominio propio tiene que ser casi indispensable entre tantas cosas por hacer, comprar y tener.
Materialismo y consumismo van de la mano. Tener cosas materiales que nos validen, que nos den status y una apariencia cool. Una trampa sigilosa que hasta puede ser inconsciente a causa de un texto donde está totalmente naturalizado el tener para demostrar.
Vida superficial
Conectado con el punto anterior, en pos de lo cool se puede caer en lo superficial, en la apariencia que no tiene raíces muy profundas. Para pertenecer muchas veces hay que compartir ciertos códigos que pueden no ser propios. Ideologías, estilos de vida y hasta cierta apariencia estética.
Las relaciones profundas suelen llevar tiempo y florecen mejor cuando hay calma y espacio para la vulnerabilidad y profundidad. Por eso vivir en una ciudad tiene el desafío de la profundidad. De las relaciones significativas y de crear hogares que acojan corazones dispuestos a compromisos reales.
Lo mismo sucede en la vida espiritual. Si uno acepta una vida llena de prisas y exigencias materialistas, puede caer en el descuido de lo esencial y eterno.
CONCLUSIÓN
A mi parecer vivir en una ciudad es una experiencia muy valiosa para un momento particular de la vida. Diría de los 20 a los 40. Yo no elegiría vivir siempre en medio de tanto ruido y millares de actividades. Pero en mis experiencias me ha enriquecido la vida cultural y creativa porque nos permite ver que el mundo no es tan pequeño y que las expresiones humanas son diversas y hermosas. Que las personas pueden modificar su comportamiento en base al lugar donde viven y pueden ser moldeadas por la cultura en la que se insertan.
Las ciudades también deben verse como un campo misionero. Porque manejan un código distinto, una complejidad que debe abordarse con estrategia e interpretación de los desafíos. Y donde lo creativo y estético es una herramienta fundamental para conectar con personas y corazones.
Levántate y vete a la ciudad. Allí se te dirá qué tienes que hacer.
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